Barry Seal, el piloto de la CIA que se convirtió en narcotraficante.



Adler Berriman Seal, más conocido por «Barry Seal» fue un piloto estadounidense, primer mercenario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),traficante de droga e informante de la Administración para el Control de Drogas (DEA). Cuando trabajaba como piloto para Trans World Airlines (TWA), la CIA lo reclutó para llevar a cabo una de las mayores operaciones encubiertas en la historia de EEUU. Entre otros encargos, tuvo que luchar contra el ejército sandinista en el marco de la Revolución Nicaragüense, además ayudó a financiar la lucha armada en Irán en la guerra Irán-Irak.
En 1976 comenzó a transportar drogas en su avioneta en el trayecto de vuelta de sus misiones en Latinoamérica. Lo hacía para "aprovechar" el espacio libre. Gracias a su estilo, chulería y ganas de vivir, el piloto de la TWA Barry Seal se convirtió en el auténtico héroe de la adormilada ciudad de Mena, Arkansas, Estados Unidos, en la que vivió a partir de 1981. Allí puso en marcha negocios de blanqueo con los que desembolsó grandes cantidades de dinero. Hasta el punto que tuvo que ocultar parte de su escandalosa fortuna. Llegó a esconder billetes en un bosque cercano a su casa.


A finales de los 70 y principios de los 80 podía realizar todo tipo de actos al margen de la ley. "Acabó trabajando para el Gobierno de los Estados Unidos y el cartel de Medellín a la vez sin que ninguno de los dos los supiera", señala el realizador de la película Brian Grazer. En 1979 fue detenido en Honduras. Le confiscaron 25 millones de dólares en cocaína y pasó 9 meses en la cárcel de Tegucigalpa. A comienzos de los 80 se convirtió en informante de la DEA, la agencia antidroga estadounidense, para reducir su sentencia por narcotráfico. Fue la primera persona que logró fotografiar a Pablo Escobar con las manos en la masa como parte de su labor de informante. La imagen la tomó en 1984. Pese a ser un reconocido traficante, su imagen era la de un hombre hogareño que veía sus hazañas con ingenuidad. Estuvo dispuesto a hacer cualquier cosa para que su mujer Lucy y sus cinco hijos fueran felices.

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